miércoles, 25 de marzo de 2009

FISIOPATOLOGÍA DE LA MUERTE DE JESÚS

FISIOPATOLOGÍA DE LA MUERTE DE JESÚS
Jesús una persona politraumatizada

Informe realizado por:
Dr. Rubén Darío Camargo Rubio Medicina Interna - Cuidados Intensivos Barranquilla, Colombia
2003

CRUCIFIXIÓN: El suplicio de la cruz es de origen oriental. Fue recibido de los persas, asirios y caldeos; por los griegos, egipcios y romanos. Se modificó en varias formas en el transcurso de los tiempos.
En principio fue un simple poste. Luego se fijo en el remate una horca o (furca), de la que se suspendía al reo por el cuello. Después se añadió un palo transversal (patibulum), tomando un nuevo aspecto. Según la forma en que el palo transversal se sujetara al palo vertical, se originaron tres tipos de cruces:
- La Crux decussata. Conocida como cruz de San Andrés tenia forma de X.
- La Crux commisata. Algunos la llaman la cruz de san Antonio, se parecía a la letra T. (Tau)
- La Crux immisa. Es la llamada cruz latina, que todos conocemos.
Se obligó a Jesús, como era la costumbre a cargar la cruz; desde el poste de flagelación al lugar de crucifixión. La cruz pesaba más de 300 libras (136 kilos) soló llevó el patibulum, que pesaba entre 75 y 125 libras. Fué colocado sobre su nuca y se balanceaba sobre sus dos hombros.
Con agotamiento extremo y debilitado, tuvo que caminar un poco más de medio kilómetro, (entre 600 a 650 metros)para llegar al lugar del suplicio. El nombre en arameo Golgotha, equivalente en hebreo a gulgolet que significa lugar de calavera, ya que era una protuberancia rocosa, que tenia cierta semejanza con un cráneo humano, hoy se le llama por su traducción al latino Calvario.
Antes de comenzar el suplicio de la crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con mirra e incienso) a los condenados, con el fin de mitigar un poco sus dolores. Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo. ¿Que podría mitigar un dolor moral y físico tan intenso, cuando su cuerpo, todo policontundido, solo esperaba enfrentar su último suplicio, sin alivio alguno, con pleno dominio de si mismo?
Con los brazos extendidos, pero no tensos, las muñecas eran clavadas en el patibulum. De esta forma, los clavos de un centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de largo, eran probablemente puestos entre el radio y los metacarpianos, o entre las dos hileras de huesos carpianos, ya sea cerca o a tráves del fuerte flexor retinaculum y los varios ligamentos intercarpales. En estos lugares aseguraban el cuerpo.
El colocar los clavos en las manos hacia que se desgarraran fácilmente puesto que no tenían un soporte óseo importante.
La posibilidad de una herida periosea dolorosa fue grande, al igual que la lesión de vasos arteriales tributarios de la arteria radial o cubital. El clavo penetrado destruía el nervio sensorial motor, o bien comprometía el nervio mediano, radial o el nervio cubital, la afección de cualquiera de estos nervios produjo tremendas descargas de dolor en ambos brazos. El empalamiento de varios ligamentos provocó fuertes contracciones en la mano.
Los pies eran fijados al frente del estipete por medio de un clavo de hierro, clavado a través del primero o segundo espacio intermetatarsiano. El nervio profundo peroneo y ramificaciones de los nervios medianos y laterales de la planta del pie fueron heridos.
¿Se clavaron ambos pies con un solo clavo o se empleo un clavo, para cada pie? También esta es una cuestión controvertida. Pero es mucho más probable que cada uno de los pies del salvador estuvo fijado en la cruz por un clavo distinto. San Cipriano que, más de una vez había presenciado crucifixiones, habla en plural de los clavos que traspasaban los pies. San Agustín y San Ambrosio, como otros mencionan expresamente los cuatro clavos que se emplearon para crucificar a Jesús.
San Meliton de Sardes escribió: " Los padecimientos físicos ya tan violentos al hincar los clavos, en órganos por extremos sensibles y delicados, se hacían aún más intensos por el peso del cuerpo suspendido de los clavos, por la forzada inmovilidad del paciente, por la intensa fiebre que sobrevenía, por la ardiente sed producida por esta fiebre, por las convulsiones y espasmos, y también por las moscas que la sangre y las llagas atraían..."
No han faltado quienes dijesen que los pies del Salvador no fueron clavados, sino simplemente sujeto a la cruz con cuerdas; pero tal hipótesis tiene en contra, tanto el testimonio unánime de la tradición, que ve en el crucificado Jesús el cumplimiento de aquel celebré vaticinio: " Han taladrado mis manos y mis pies..." (Sal 21); como en los mismos evangelios, pues leemos en San Lucas (Lc 24, 39-40) "Ved mis manos y mis pies; yo mismo soy; palpad y ved... Y dicho esto, les mostró las manos y los pies...".
Dice Bossuet: ¿ Como describir los padecimientos morales que soportó nuestro Señor Jesús Cristo durante su horrorosa agonía, acompañado con todo tipo de ultrajes que le colmaron hasta el último momento. Sufría al ver la mirada abnegada de su madre y sus amigos, a quienes sus dolores tenían sumidos en profunda tristeza. Todo Él era, digámoslo así, un tormento en sus miembros, en su Espíritu, en su corazón y en su Alma.
De todas las muertes en la Cruz era la más inhumana, suplicio infamante, que en el imperio romano se reservaba a los esclavos (Servile Supplicium).
Después de la palabras en Getsemaní vienen pronunciadas en el Gólgota, que atestiguan esta profundidad, única en la historia del mundo. "Dios mio, Dios mio, ¿ Por qué me has abandonado?"

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